sábado, 3 de marzo de 2012

Una Díada tan Provechosa y Certera



Un dramaturgo supo florecer
esquivando desdenes,
corrompiendo el nacer.
Ahora que es uno, ya tirita
y cae en cuenta
de que está cambiado.

La diástole más furtiva y manceba,
no termina de carcomer, limpiar sus paredes,
remover la pintura de décadas.
Aún ante el movimiento más sutil
de palomas de vuelo corto
que no conforman, y casi en paro,
este corazón medita mundos..

Sabe que es un enternecer magnífico,
el de la dulce doncella de peto rayado
y piernas volátiles y blancas,
sabe que esa sustancia efímera que concede deseos
está ahí tan fructífera y sin magalladuras,
que supone un verter a lo soñado
mediante roces y consejos,
si tan sólo pudiera volver a creer..

Por ende cuánto sin pena,
mediante abrazaderas de dolor,
seguirá un caer desde cielos
y una partida en dos
sofocando un pensar y dislocando
un comportar..

Acaso el llanero cruel de dormidas ancas
no es fiel y dadivoso como corceles?
Acaso lo poco o lo muy chato del encuentro
no logra maniatar endorfinas?
O será que ya parco y tozudo
ya sencillamente no derrota ante miradas
y su núcleo no atisba un maravillar?

Mantiene la vista al campo
y ante un horizonte pleno contiene la vida
en un monárquico y gañapo revisar
de bolsillos.

Realiza una moneda nueva, vitoreosa,
bañada en cerro, dibujada en soles y mares,
cuán noble es su impronta
y cuan acertada su acérrima escritura.

Tan sólo dice:
"Es la mujer de tu vida, te espera un crecer."


No hay comentarios:

Publicar un comentario